Con la llegada del nuevo año son muchos los propósitos que nos planteamos, parte de ellos seguramente van enfocados a tener hábitos más saludables: hacer más actividad física, comer mejor o controlar nuestro peso. Pero, ¿y los hábitos de vuestros hijos? ¿también los habéis evaluado? Incluir a los niños en estos propósitos saludables es una excelente forma de ir tachando metas en familia.
¿Vuestros hijos comen adecuadamente? ¿Beben suficiente agua? ¿Hacen actividad física diariamente? ¡No es tan difícil lograr un sí para todas estas respuestas! Pero para ello es necesario plantearse objetivos.
Acá os dejamos 6 sencillos propósitos, fáciles de seguir, adaptables para todas las edades, y que son la clave de la buena salud. ¡Ponedlos en práctica y notaréis el cambio!
Una porción más de frutas y verduras
Si en las comidas que hacéis en familia no están incluidas verduras, frutas o vegetales, ¡es el momento de incluirlas! pero sí ya tenéis el hábito, dar un paso más e incluir una porción adicional siempre será una buena decisión, sobre todo si ésta sustituye algún exceso de carbohidratos. La meta es llegar a cinco porciones diarias.
Más movimiento, más deporte
Podéis convertiros en una familia activa con simples hábitos como caminar en lugar de usar el coche cuando sea posible, preferir las escaleras en lugar del ascensor, salir a dar paseos andando…
Además, tomar al menos una hora del fin de semana para incentivar la práctica deportiva de vuestros hijos será un gran aporte, por ejemplo, podéis ir juntos a correr bici o a jugar fútbol en el parque.
Para quitar la sed, ¡agua!
No zumos, no gaseosas ni bebidas con azúcar, para mantenerse hidratados el hábito familiar debe ser beber agua, sobre todo cuando se hace alguna actividad física o hace calor.
¿Qué merendamos?
Es muy común que se entienda la hora de la merienda como el momento de consumir bollería, natillas u otros productos altos en grasa y/o azúcares, pero el momento de la merienda debe convertirse en una oportunidad para ofrecer esas frutas por la que los niños sienten más simpatía, yogures o gelatinas sin azúcares añadidos y snacks con mayor contenido de fibras.
Más pescados y menos grasas
Se recomienda comer pescados blanco de tres a cuatro veces por semana, tanto niños como adultos. Y así como aumenta el consumo de pescado, disminuye el consumo de alimentos con grasas saturadas como salchichas, embutidos, charcutería, pastelería y bollería industrial.
Evitar premiar con chuches
Definitivamente no es buena idea. Usar la comida como premio o como castigo fomenta una relación poco sana con la comida, además ofrecer chucherías ante un buen comportamiento induce entre los niños el consumo de azúcar que no es un hábito para nada saludable.
Convertir las chuches en la excepción y no en la regla es el propósito que como familia debéis perseguir.