Pasada la Navidad es posible que juguetes –y trastitos- hayan invadido nuestro hogar. Esta es una época ideal para fomentar el orden.
El periodo sensitivo del orden empieza desde que nacen, por lo que podemos educar la adquisición de este hábito desde el principio. Los pequeños tienden a repetir lo que ven y escuchan. Son pequeñas esponjitas que absorben cada acto y experiencia. Por ello es muy importante que les demos ejemplo y que, especialmente al principio, hagamos juntos este tipo de tareas.
Seguir una rutina ayuda a que, desde bebés, se establezca un momento para cada acción, aportándoles seguridad y fomentando el hábito del orden. Por ejemplo, manteniendo un horario para las actividades de comida, baño, juego y sueño.
Otra buena manera de ayudarles a ser ordenados es asignando un lugar para cada cosa. Tanto lugar físico para jugar como para guardar cada juguete. De esta forma conseguimos que relacionen cada lugar a una acción u objeto.
Una forma de convertir un acto rutinario en algo especial y divertido es a través de la música. Podemos poner música, cantar y bailar mientras ordenamos, de esta forma se asocia una tarea a una situación divertida. Además, también podemos reforzarles de forma positiva cuando lo hagan bien, animándoles a que sigan así.
Y tú, ¿cómo les enseñas a tus hijos a ser ordenados?