Establecer límites a tus hijos puede ser de las tareas más difíciles que tienes como padre. Para algunos, la parte más complicada es lograr el punto de equilibrio, entre quedarse corto o extralimitarse. Para otros, lo difícil está en conseguir que los niños acepten esas normas sin rabietas o luchas de poder. Y otros tantos, creen que poner límites es hacerles daño o coartar su autonomía e independencia. ¿Con cuál de estos te identificas más?
Lo cierto, es que los límites son absolutamente necesarios en la educación de los hijos desde las primeras etapas. Si queréis educar con respeto y en positivo, es fundamental pautar normas claras, coherentes y consistentes.
Pero, ¿cuáles son los errores más comunes de los padres con niños en etapa infantil al establecer límites?
A continuación os los enumeramos:
1) Hacerlo con un mensaje largo, confuso o repetitivo. El mensaje debe ser corto y claro, e ir a la acción que esperas conseguir. Los sermones no funcionan a ninguna edad.
2) Siempre asumir que el niño ha escuchado. Muchas veces damos una orden sin hacer contacto visual con el niño y sin asegurarnos de que esté escuchando y entendiendo.
3) Gritar. Los límites se marcan con afecto y seguridad. El niño no debe percibir un límite como desamor, o del lado opuesto, como un juego o desafío.
4) Negociarlos. Los límites no se negocian. Son pautas que hemos pensado previamente y que se establecen en conjunto, de forma clara.
5) No dar una alternativa. Solemos decirles lo que no deben hacer, pero olvidamos decir lo que sí pueden hacer en su lugar. Por ejemplo: «para de saltar en el sofá, ven y jugamos a la pelota» o «¿por qué mejor no juegas el suelo?»
6) Solo utilizar palabras. Si queremos que el niño nos entienda, también debemos guiar su cuerpo, cogerle de la mano y orientarlo hacia lo que esperamos que deje de hacer, o hacia lo que esperamos que haga.
7) No ser constantes. Pensar que los niños aprenden al momento. Debemos ser conscientes de que sobre ellos va a prevalecer la necesidad de desarrollo y experimentación por lo que los rodea.
8) Utilizar sin parar la palabra «no». Debemos pensar muy bien nuestros «no»: muchos de ellos podrían evitarse. Decir muchas veces «no» colapsa el cerebro del niño.
9) No estructurarlos con base en las rutinas diarias. Los límites deben ser acuerdos bien pensados, relacionados directamente con las rutinas diarias del niño (hora de la comida, hora del baño, hora de dormir…)
¿Te sientes identificado con alguno de estos errores?
Piensa: si cada error resta un punto, ¿cuántos puntos tendrías en la tarea de establecer límites a tus hijos?
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