Consejos de comunicación para hablar con los niños de manera correcta:
- Atender y escuchar todos los intentos comunicativos del niño, todos sus enunciados.
- Adoptar una actitud positiva frente al niño, hacerle ver que nos interesa lo que nos dice y mostrarle nuestro contento por sus intentos de hablar mejor y/o de contarnos cosas.
Emplea tiempo para jugar o hablar con el niño
Tener todos los días, un tiempo destinado a jugar y/o hablar directa y exclusivamente con el niño. Debe ser un periodo o varios periodos cortos (10, 15 ó 30 minutos) donde estemos con el niño solos, sin ruidos ambientales cercanos (tele apagada, habitación no compartida con otras personas, etc.). Según la edad del niño dedicaremos estos periodos a un tipo u otro de actividades compartidas
Ideas
- Hacer pompas
- Jugar a lanzar coches por un terraplén ante la orden de preparados, listos, ya
- Jugar al escondite
- Jugar con coches y garaje
- Jugar a la peluquería o a las comiditas
- Leer un cuento
- Ver un video de dibujos juntos
- Hacer pasteles
- Montar un mecano o hacer trabajos de expresión plástica
- ¡Y muchos más
En estos periodos de actividad compartida evitaremos el bombardeo de preguntas directas continuas o el monologo. Se trata de pasarlo bien compartiendo una actividad que además nos brinde la oportunidad de darle modelos de lenguaje y de expandir o reforzar sus actos de comunicación. Trataremos de seguir las iniciativas del niño en el juego, aunque poco a poco podemos ir enriqueciendo el juego con algunas propuestas que introduciremos a pequeños pasos, sin romper la atención compartida y sin imposiciones.
Ser amable y correcto al hablar
Al inicio jugamos como él, haciendo lo mismo que él hace, mostrando entusiasmo por lo que hace él y copiándolo, sólo después de unos días jugando a lo mismo podremos introducir nuestras propuestas. En los momentos de juego o de actividad compartida, es importante asegurar y/o aumentar las miradas “cómplices”, las expresiones emocionales de alegría o sorpresa compartida, las risas y las exclamaciones. Además utilizaremos las estrategias o técnicas de estimulación del lenguaje que comentamos más adelante.
Organizar el ambiente de modo que se multipliquen los momentos o situaciones en las que el niño necesita o se siente motivado a comunicar. No se trata de imponerle que hable, sino de hacerle sentir la necesidad de comunicación.
Estrategias básicas del lenguaje
- Identificar las actividades y/o objetos que atraen al niño para de este modo enriquecer el entorno familiar o escolar con esos objetos y actividades.
- Dificultar su acceso a objetos o a actividades preferidas para que necesite nuestra ayuda (meter juguetes o alimentos en cajas transparentes o en envoltorios muy bien cerrados de modo que deba pedir ayuda para abrirlos; colocar objetos preferidos a la vista pero fuera de su alcance para que deba pedirlos, darle un juguete que no está bien ensamblado o que no tanga pilas…)
- Darle lo que quiere a “poquitos” para que nos pida más.
- Compartir con él juguetes que el sólo no sepa poner en marcha de modo que necesite nuestra ayuda para hacerlos funcionar, pueden ser juguetes de cuerda, peonzas, artilugios mecánicos.
Favorece los intercambios de comunicación
- Sorpréndele con cosas nuevas, bien sean objetos o actividades. También podemos sorprenderle con payasadas o comportamientos llamativos. Por ejemplo podemos jugar a ponernos algo en la cabeza que se nos cae al bailar, jugar a echarnos agua mutuamente con una pistola o con la misma mano, abrir una caja con un muñeco saltarín dentro, dramatizar que nos asustamos con un coche que el manipula por el suelo, bailar encima de una mesa y hacer como que “casi” nos caemos….
- Atender lo que él atiende mostrando sumo interés, hacerle comentarios de lo que está mirando y haciendo. Paulatinamente callarnos en las situaciones donde previamente hemos mostrado nuestro interés o entusiasmo, esperando a que él haga algún comentario para mejorar la comunicación.
Escuchar con atención
- Cometer equivocaciones en algunos juegos o rutinas de la vida diaria para tratar de llamar su atención. En ocasiones es interesante ritualizar las actividades de la vida diaria (baño, vestido, preparación de la merienda….), los cuentos y los juegos compartidos de forma que el niño los conozca (“se los sepa de memoria”) y pueda predecir cada una de las actividades y sus distintos pasos, e incluso, las palabras que vamos a decir. En las distintas rutinas podemos cometer equivocaciones “sin querer” y/o usar lo que llamamos “técnica de la estupidez creativa” .Por ejemplo podemos interrumpir de pronto una rutina (soplar una pompa y quedarnos luego en suspenso), saltarnos un paso de una rutina (ponerle el zapato sin haberle puesto antes el calcetín o tratar de vestirle sin haberle secado), usar un objeto incorrectamente (ponerle mal un zapato, darle un tenedor para que se coma la sopa..), pedirle cosas imposibles (pedirle que pinte con un lápiz sin punta, pedirle que guarde un objeto dándole una caja en la que éste no cabe), o saltarnos un turno en el juego (me toca a mi)…. También podemos hacernos los despistados haciéndole ver que no encontramos un objeto o que no sabemos cómo se hace algo.
- Aumentar en todo lo posible las oportunidades de elegir lo que quiere, por ejemplo, en la comida no se trata de que coma lo que quiera pero si puedes darle a elegir entre dos ó tres postres; del mismo modo puedes hacer que elija entre varias camisas posibles o que te ayude a elegir lo que vais a merendar en familia o el plan de actividades de una tarde de domingo.
- Todos los días un cuento.
N.COL 46717